*Atrás

La volví a ver una o dos veces mas; estaba cambiada, totalmente; mirada perdida, como si mirara mas allá de lo qe podía ver; el pelo enmarañado; ropa descuidada, cierto toque de locura en su caminar, desnivelada, con un cierto afan por el lado izquierdo, pierna dañada, rota, como si últimamente hubiera presenciado peleas de perros; me espantó verla así, cierta impotencia recorrió rápidamente la sangre de mis venas, sentí como rápidamente llego al corazón. Me sentí una mala persona, y a la vez sentí como todo mi mundo interior se derrumbaba; aun así seguí caminando, olvidando la situación, pero tenia que pasar, tenia que ser así, de repente escuche su voz, claro totalmente transformada, me estaba llamando, a mí; escuche con cierta preocupación sus palabras mientras daba la vuelta para intentar mirarla sin dejar de espantarme “¿me da una monedita por favor?” Fue suficiente para que mi cara dejara notar mi espanto interno, como podía estar pidiéndome a mi una moneda siendo que yo la ví crecer toda su niñez? No aguante mas, me derrumbe delante sus ojos, deje caer ciertas lagrimas escurridizas que no pude controlar, me quedó mirando, atónita, como si pudiera comprender lo que me estaba pasando, me intento consolar, aunque mantenía la distancia, como un perro callejero al que le han pegado reiteradas veces. No sé porque lo hice, estuvo mas allá de lo que yo lograba mantener en mi mente, salí corriendo, dejando atrás mi única oportunidad de hacer feliz a La única persona que me había amado con fidelidad en mi vida. La deje atrás, perturbada, indefensa, sola en esta enorme y malvada ciudad, seguramente no iba a resistir mucho, la ciudad la iba a desteñir, iba a desteñir todo lo que le quedaba. Toda su hermosura interna iba a ser deshojada. Aun así ya no era problema mío, o al menos decidí engañarme hasta asimilarlo como verdad absoluta. Y con el tiempo la olvidé, en esa plaza donde la ví por ultima vez la enterré en mis recuerdos, no volví a pasar x ahí por el riesgo a volver a verla, después de cierto tiempo se me olvido y jamás volví a recordarla hasta hoy, que ví una pequeña animita en su honor, pequeña, disimulada y bastante pobre, alguien la había cuidado, o por lo menos no la dejó hasta el momento en que sucumbió, cosa que yo jamás hice, y que jamás tampoco, podré perdonármelo.